El perro nació para un trabajo u ocupación (predisposición genética) y llevamos un ritmo de vida en el que le limitamos esa salida de energía e instinto, no saben gestionar y canalizar toda esa tensión, frustración, etc., por lo que en determinados momentos termina en problemas conductuales, emocionales, agresividad y miedos. Al ofrecerle un adiestramiento le estamos dando la oportunidad de aprender a reaccionar y gestionar lo mejor posible a todos los estímulos externos a los que se ven sometidos y liberarlos de toda esa tensión acumulada.
Pensar que un adiestramiento es solo para tener un perro equilibrado es erróneo, el adiestramiento es tanto para el perro como para los propietarios de él. Las personas también se ven envueltas en un sinfín de emociones, como por ejemplo la frustración de no saber cómo actuar en determinados momentos, de no poder ayudar o resolver alguna conducta inadecuada del perro y un largo etc. de problemas derivados por no trabajar con el perro de forma adecuada.
Si quieres tener momentos de sincronía únicos, complicidad, trabajar en equipo y hablar el mismo idioma con él, ¡no dudes en adiestrar a tu perro!